jueves, 5 de abril de 2012

Va por ti.


Estaba preparando algo bonito por tu cumpleaños ¿sabes? algo poético y florido como un poema de Gustavo Adolfo, con liras, besos y muchas cosas bonitas. Como hace mucho que no escribo me estaba costando y lo iba dejando de lado. Yo pienso que si no escribes como respiras es que lo que vas a contar no vale la pena. No lo fuerzes, no lo busques, simplemente teclea como si hablaras contigo mismo. Si te quedas mas de treinta segundos poniéndole ojitos a la pantalla es que, una de dos, o tienes algo más importante que contar o estas engañándote a ti mismo.  Entonces llama tu abuela, ponte a hacer punto, riega las plantas o arma un castillo de naipes sobre el escritorio... porque de escribir nanai.

Y la otra es que, si quieres escribir algo totalmente opuesto a tu estado de ánimo es normal que no encuentres las palabras. Ceniza, telarañas, cuervos y mas cuervos, rayos. Poe patinando sobre un lago de fango congelado.  Esqueletos en fila de a uno bailando la conga.

Y eso tan bonito que te estaba escribiendo se ha quedado dormido en algún lugar de mis brazos. Porque no llega. Ahora lo que me apetece es mandarte uno de esos mensajes que tanto te gustan, los que te desean una tortura lenta y dolorosa por haberme despertado temprano, por haberte olvidado de algo o por haberte dormido.

Porque no te entiendo, y como persona racionable, (al que me corrija lo mato, lo juro) y evidentemente superior que soy, intuyo que es otra vez culpa mía. Que las flores y las mariposas me duran segundos. Pero así te guste, gruñendo a días  y ronroneando a ratos.

Por eso, y porque este es el día que tengo, felicidades. Felicidades por ser  tan leal, tan atento, por tus ojos y por el chocolate. Ayer te dije que me fascinaba, al abrazarte, el querer tanto a algo relleno de vísceras, con sus pulmones respirando, con todas sus partículas ensambladas en tejidos, órganos y neuronas que relampagueando llegan a conclusiones a veces tan acertadas como absurdas, erráticas, o pretendidamente graciosas.

Creo que no entendiste del todo como algo tan sencillo puede removerme tanto. Algo en algún momento tiñó tus ojos de verde ( perdón por la precisión tan técnica del lenguaje) y te dio la voz que tienes. Y aún sin ello te querría. Te querría hasta en un frasco mientras siguieses siendo tú. Y ya no por otra cosa sino que seas tú. En un extremo donde la razón ni las palabras me alcanzan para explicar y en un horizonte en el que ninguna canción me ilustra. Si puede decirse así.

Felicidades si me has entendido. Y felicidades por no cambiar pese a todo. Capullo.