Estaba preparando algo bonito por tu cumpleaños ¿sabes?
algo poético y florido como un poema de Gustavo Adolfo, con liras, besos y
muchas cosas bonitas. Como hace mucho que no escribo me estaba costando y lo
iba dejando de lado. Yo pienso que si no escribes como respiras es que lo que
vas a contar no vale la pena. No lo fuerzes, no lo busques, simplemente teclea
como si hablaras contigo mismo. Si te quedas mas de treinta segundos poniéndole
ojitos a la pantalla es que, una de dos, o tienes algo más importante que
contar o estas engañándote a ti mismo. Entonces
llama tu abuela, ponte a hacer punto, riega las plantas o arma un castillo de
naipes sobre el escritorio... porque de escribir nanai.
Y la otra es que, si quieres escribir algo totalmente
opuesto a tu estado de ánimo es normal que no encuentres las palabras. Ceniza,
telarañas, cuervos y mas cuervos, rayos. Poe patinando sobre un lago de fango
congelado. Esqueletos en fila de a uno
bailando la conga.
Y eso tan bonito que te estaba escribiendo se ha quedado
dormido en algún lugar de mis brazos. Porque no llega. Ahora lo que me apetece
es mandarte uno de esos mensajes que tanto te gustan, los que te desean una
tortura lenta y dolorosa por haberme despertado temprano, por haberte olvidado
de algo o por haberte dormido.
Porque no te entiendo, y como persona racionable, (al que me
corrija lo mato, lo juro) y evidentemente superior que soy, intuyo que es otra
vez culpa mía. Que las flores y las mariposas me duran segundos. Pero así te
guste, gruñendo a días y ronroneando a
ratos.
Por eso, y porque este es el día que tengo, felicidades.
Felicidades por ser tan leal, tan
atento, por tus ojos y por el chocolate. Ayer te dije que me fascinaba, al
abrazarte, el querer tanto a algo relleno de vísceras, con sus pulmones
respirando, con todas sus partículas ensambladas en tejidos, órganos y neuronas
que relampagueando llegan a conclusiones a veces tan acertadas como absurdas, erráticas,
o pretendidamente graciosas.
Creo que no entendiste del todo como algo tan sencillo puede
removerme tanto. Algo en algún momento tiñó tus ojos de verde ( perdón por la
precisión tan técnica del lenguaje) y te dio la voz que tienes. Y aún sin ello
te querría. Te querría hasta en un frasco mientras siguieses siendo tú. Y ya no
por otra cosa sino que seas tú. En un extremo donde la razón ni las palabras me
alcanzan para explicar y en un horizonte en el que ninguna canción me ilustra.
Si puede decirse así.
Felicidades si me has entendido. Y felicidades por no
cambiar pese a todo. Capullo.
Dios, es la felicitación con declaración de amor incluida más sincera y bonita que he leido en muchísimo tiempo. Si hubiera tenido arcoiris, unicornios y flores, no habría creído que has sangrado todas esas palabras.
ResponderEliminarTu, el destinatario del post. Si alguna vez lees esto... Que suerte tienes. Nada más y nada menos que la que tanto has trabajado y la que te mereces. Que no es poca. Capullo.