martes, 28 de septiembre de 2010

Malditas sean todas las canciones.






No he podido evitarlo y la he encontrado, cinco segundos de melodía y ya estoy volviendo allí. Hacía algún tiempo...

¨Y entonces somos los que éramos.

Me he visto encarada con mis viejas inseguridades, con mis persecuciones sobre los adoquines, con todas mis frases a medias y miradas de soslayo. Con esa Valencia que se inundaba en otoño sumergiendo el barrio del Carmen... deteniendo el sol que amanece, bebiendo frío. Todo era mágico e incierto.

Me he visto a mi misma en medio de mis conversaciones trasnochadas... y ese aire limpio que respiraba antes de irme a dormir viendo el sol templar el horizonte. Entonces tenía la sensación de haber conquistado algo, de haber transgredido por haber pasado toda la noche sin dormir. De que las verdades que alcanzaría entonces me acompañarían toda la vida y me sostendrían como raíces para crecer y elevarme.

Pero se quemaron.¨

Ahora son casi las 2 y estoy hablando sola.

lunes, 20 de septiembre de 2010

El primer día...

...o sobre por qué narices nos motiva de ese modo empezar.


¿Por qué nos gustará tanto lo nuevo? Después de mucho meditarlo, -me ha llevado esta mañana lo que dura una incursión a la panadería y todo un trayecto de autobús- he llegado a la conclusión de que es porque aspiramos constantemente a enmendar todos nuestros errores y alcanzar la perfección.

¿Que como he podido pasarme tanto de rosca a esas horas tan intempestivas? Teniendo ya bien en cuenta que sin cafeína en las venas soy un puto genio -sarcasmo evidentemente- porque tengo que autosugerirme cuestiones sesudas disfrazadas de portada de revista femenina.

Por eso de pequeños nos gustaban tanto los lápices nuevos, afilados solo una vez. Las gomas de borrar impecables y los estuches sin machas de tinta o rotulador. Veníamos configurados para eso, para aspirar a la sublime perfección desde nuestras limitadas capacidades homosapienescas.

Voy a poner otro ejemplo, también es cierto que año tras años nos proponemos ser unos estudiantes aplicados, ir con militancia sectaria a todas y cada una de las clases y llevar los apuntes al día. Los más neuróticos incluso pueden llegar a hacerse un horario en el que se estipula la hora de la ducha o de la cena con precisión quasi milimétrica. Este año si, no voy a fallar, lo conseguiré. Aunque me cueste una crisis nerviosa.

Y esos intentos de matricularse en un gimnasio para ir 3 días a la semana hasta finales de año, esos si que son fortalezas en el aire...

Y las veces que hemos tirado ropa del armario o trastos viejos de nuestro cuarto ¿No tratamos, en el fondo, a veces, de desprendernos de lo que no nos gusta de nuestra vida y de nosotros mismos?

Podría incluso aplicarlo a cambiar de pareja, o de amigos, pero por hoy mi razonamiento no da mucho más de si. Otro día.


miércoles, 15 de septiembre de 2010

En un lugar...


Esta tarde, rodeada de algunas de las personas a las que más aprecio he sentido un extraño peso en el estómago. Como cuando recordamos algo importante de repente me he preguntado que hacía yo allí y la desazón se ha apoderado de mi durante unos segundos. Lo estaba pasando bien... hablábamos de una futura acampada que en realidad es el oro en los eventos del próximo mes. Entonces ¿ Era real esa sensación? He mirado alrededor y me he sentido algo perdida, pero es bien sabido que tardo bastante más que la media en establecer conexiones. Las cosas me ponen a prueba y cambian antes de que las pueda entender. Escurridizas las cosas... pero que asco me dan.

Por cierto, acabo de recibir un mensaje y me ha dado un vuelco el estómago, casi parece que este esperando algo. –Bien, es el aviso de disponibilidad de una amiga, no me quejo, yo también tengo la cochina costumbre de no cargar el móvil cuando debo... ¿Pero nada más? Puñetas. – Creo que debería buscarme alguna afición no relacionada con la humanidad y su recurrente comida de tarro. Nada de filosofía, nada de psicología autoaplicable, y sobretodo NADA de novelas de caballerías que ya sabemos como acaban las cosas.

(Aburriéndome en mi hidalguía y partiendo a ensartar molinos. Como mínimo).

Espero que se me pase esta racha o tendré que planteármelo. La desidia es el quinto jinete del apocalipsis. Más peligrosa de lo que podríamos llegar a imaginar.

Es lo que tiene la vida real, que no es coherente, que no sigue un patrón narrativo y que en la mayoría de los casos nos gustaría reescribirla. O al menos aderezarla. Supongo que a mucha gente le pasa porque espero no haber cruzado ya la fina línea que separa el inconformismo de la locura.

Y eso que la locura linda con muchos estados...

domingo, 12 de septiembre de 2010

Lorem Ipsum




¿Nadie se había dado cuenta de lo cómodo que es contarle tu vida a una pantalla? ¿Que es lo peor que puede hacerme? ¿Parpadear con indiferencia? Años de maltratar documentos de texto y ahora me doy cuenta de una de sus principales ventajas, y es que por muy insípidas que sean tus divagaciones no va a saltar una pantallita para decirte ¨Déjalo. Ni lo intentes. Aburres a las ovejas¨.

Mis comprensivos y siempre dispuestos documentos de word... que haría yo sin ellos.

El caso es que escribir en el fondo es como hablar con uno mismo, decirte que estás triste, emocionado, nervioso o que se te ha ocurrido una idea brillante que intuyes que acabará en desastre. Todo se resume en teorías, vivencias, dolores, disertaciones, frases sentenciosas o referencias del imaginario personal de cada uno sobre un grupo de música, un personaje, o una película de la infancia. Seguro que no estoy diciendo nada nuevo, pero me he parado a pensarlo y es definitivamente pasmoso. En estos momentos lo que estoy haciendo es conversar conmigo misma, oigo mi voz en algún lugar de mi cabeza, con su banda sonora correspondiente de fondo.

Linkin Park, pero no hace falta ni que la escuche. Mi cabeza ya se encarga de ello, la memoriza y la resproduce con fidelidad sin variar una sola nota. Es lo que pasa cuando tienes un repertorio repasadísimo y selecto, que a ratos tu imaginación se cree un ipod.

Peor fue la fase en que tenía la banda sonora de Hércules al completo. A todas horas.

A lo que iba...