Caleidoscopia
domingo, 9 de septiembre de 2018
ÀNGEL FABREGAT: V.E.R.D.E. CONTRA EL NUEVO NO-DO DE PDR SNCHZ.
ÀNGEL FABREGAT: V.E.R.D.E. CONTRA EL NUEVO NO-DO DE PDR SNCHZ.: VERDE: V.E.R.D.E. CONTRA EL NUEVO “NO-DO DEL OKUPA PDR SNCHZ”, ALIAS FALCONETTI. Dedva este es mas falso que Judas. icado a Rosa María Mateo, hija de militar, a la que ta...
jueves, 16 de enero de 2014
Las Reglas del Juego.
Suelo olvidarme a veces de que este montón de tonterías esta aquí. Hoy un comentario me ha hecho volver y revisar algunas de las letras de meses pasados. Ha pasado tiempo, si, pero tengo una buena excusa, he decidido ceñirme a mis mas privados documentos de word.
Mis siempre fieles, discretos y sufridos documentos de word. Les tengo que poner un nombre cariñoso, como wordies o cualquier gilipollez que se me ocurra.
Lo que no quita que de vez en cuando me pase por aquí. Mentiría si dijera que nunca he pensado en convertir esto en algo mas grande y llamarlo lacomeduradetarro.org. Nota mental: adquirir dominio.
Porque todo esto no es mas que una conversación conmigo misma, como lo ha sido siempre, sin ningún destino, motivo ni fin aparente. Ni ganas de que lo haya. A lo más que aspiro es a conservar todo lo que escribo desde que toqué el primer ordenador, leerlo con veinte años mas, sonreír y pensar ¨que loca que estaba¨.
Hablando de viajes en el tiempo, yo ya llevo bastante tiempo en una relación (si, documentos de word, no se como se me ha podido pasar comentaroslo) pero aún recuerdo como era todo antes. Lo tiengo bien memorizado porque suelo tirar de toda esa información útil que adquirí en mis años de soltería.
Y me encuentro con que en unos pocos años el mundo ha cambiado y que todo lo que yo creía cierto y eficaz al parecer no funciona. En mis años mozos cuando un chico te invitaba a cenar quería tema, en mis años mozos un ¨que guapa estás hoy¨ era una entrevista para un fichaje, en mis años mozos ¨te oigo en las risas de los niños y te veo en el brillo de las estrellas¨ eran un elegante tanteo para ver como de firme era la goma de tu ropa interior.
Sus pensamientos, los de ellos, a nuestros diecimuchos eran claros como el día. Y sus intenciones oscuras como la noche. Sus miradas por encima de tu hombro en busca de tu novio o cualquier otro interesado evidentes, sus maniobras repetitivas. Me expreso así porque la mayoría de las veces mis amigas y yo no buscábamos el acercamiento en los pubs a esa edad (algunas si, benditas sean, protagonizan algunas de las anécdotas mas divertidas de contar). En mi caso, y ahora que puedo confesarlo todo, todo y casi todo, porque estaría secretamente colgada de alguien de quien no debería, como era habitual.
La versión oficial era algo así como que el alcohol me conoció a mi, yo conocí al alcohol y nos enamoramos.
Alguno me engañó, claro que si. Mejor sería decir que me engañé yo solita... porque pensándolo mejor es muy difícil engañarme conscientemente, lo mejor es dejarle a mi cabeza hacer, pensar, trasnochar y esperar relajadamente el resultado. También me he encontrado con hombres espectacularmente confusos y dramáticos, y eso que en cuanto al drama yo no me quedaba corta, palabra de rimel por la barbilla. Pero, que casualidad, esos hombres confusos y torturados también tenían la urgente necesidad de meterse en tus bragas. Acabásemos. Esas almas atormentadas no iban a decirte que no ni mucho menos. Y no se les movía ni un solo pelo.
Y todo esto ha venido a cuenta de que llevo un tiempo hablando con una amiga sobre un chico que ha conocido y que me tiene anonadada, patidifusa y replanteándome todo lo que creía saber de los hombres y de su modus operandi. Ahora al parecer les gusta marearte sin ningún fin en particular. A esos seres que nos vendieron como ávidos y libidinosos depredadores les gusta jugar. Jugar por jugar. Durante meses. Sin estrógenos.
Quizá hayan aprendido de nosotras y quieran vengarse.
Si es así, que Dios nos coja confesados.
Mis siempre fieles, discretos y sufridos documentos de word. Les tengo que poner un nombre cariñoso, como wordies o cualquier gilipollez que se me ocurra.
Lo que no quita que de vez en cuando me pase por aquí. Mentiría si dijera que nunca he pensado en convertir esto en algo mas grande y llamarlo lacomeduradetarro.org. Nota mental: adquirir dominio.
Porque todo esto no es mas que una conversación conmigo misma, como lo ha sido siempre, sin ningún destino, motivo ni fin aparente. Ni ganas de que lo haya. A lo más que aspiro es a conservar todo lo que escribo desde que toqué el primer ordenador, leerlo con veinte años mas, sonreír y pensar ¨que loca que estaba¨.
Hablando de viajes en el tiempo, yo ya llevo bastante tiempo en una relación (si, documentos de word, no se como se me ha podido pasar comentaroslo) pero aún recuerdo como era todo antes. Lo tiengo bien memorizado porque suelo tirar de toda esa información útil que adquirí en mis años de soltería.
Y me encuentro con que en unos pocos años el mundo ha cambiado y que todo lo que yo creía cierto y eficaz al parecer no funciona. En mis años mozos cuando un chico te invitaba a cenar quería tema, en mis años mozos un ¨que guapa estás hoy¨ era una entrevista para un fichaje, en mis años mozos ¨te oigo en las risas de los niños y te veo en el brillo de las estrellas¨ eran un elegante tanteo para ver como de firme era la goma de tu ropa interior.
Sus pensamientos, los de ellos, a nuestros diecimuchos eran claros como el día. Y sus intenciones oscuras como la noche. Sus miradas por encima de tu hombro en busca de tu novio o cualquier otro interesado evidentes, sus maniobras repetitivas. Me expreso así porque la mayoría de las veces mis amigas y yo no buscábamos el acercamiento en los pubs a esa edad (algunas si, benditas sean, protagonizan algunas de las anécdotas mas divertidas de contar). En mi caso, y ahora que puedo confesarlo todo, todo y casi todo, porque estaría secretamente colgada de alguien de quien no debería, como era habitual.
La versión oficial era algo así como que el alcohol me conoció a mi, yo conocí al alcohol y nos enamoramos.
Alguno me engañó, claro que si. Mejor sería decir que me engañé yo solita... porque pensándolo mejor es muy difícil engañarme conscientemente, lo mejor es dejarle a mi cabeza hacer, pensar, trasnochar y esperar relajadamente el resultado. También me he encontrado con hombres espectacularmente confusos y dramáticos, y eso que en cuanto al drama yo no me quedaba corta, palabra de rimel por la barbilla. Pero, que casualidad, esos hombres confusos y torturados también tenían la urgente necesidad de meterse en tus bragas. Acabásemos. Esas almas atormentadas no iban a decirte que no ni mucho menos. Y no se les movía ni un solo pelo.
Y todo esto ha venido a cuenta de que llevo un tiempo hablando con una amiga sobre un chico que ha conocido y que me tiene anonadada, patidifusa y replanteándome todo lo que creía saber de los hombres y de su modus operandi. Ahora al parecer les gusta marearte sin ningún fin en particular. A esos seres que nos vendieron como ávidos y libidinosos depredadores les gusta jugar. Jugar por jugar. Durante meses. Sin estrógenos.
Quizá hayan aprendido de nosotras y quieran vengarse.
Si es así, que Dios nos coja confesados.
sábado, 15 de junio de 2013
Nuestro oscuro y podrido corazón.
Si es que nunca me han caido bien los buenos. Esos heroes
literarios tan íntegros, tan nobles y tan planos que encaran los
acontecimientos resistiendo todo tipo de reveses y tentaciones. Mártires todos
al final de la historia, vivos o muertos.
Últimamente los escritores han caído en la cuenta de que lo
suyo es que mueran, porque en este cochino pero maravilloso mundo el que va con
la verdad por delante y las manos
abiertas dura dos pausas publicitarias. Al que es bueno se le ve a distancia,
como los leones ven al antílope cojo y aceleran en su dirección relamiéndose de
gusto.
Con esta documental comparación no he querido decir que
ser bondadoso sea solo una
debilidad, porque tiene tanto de debilidad como de fortaleza. Lo que he querido
expresar mas bien ha sido que, por mucho que nos creamos al margen de todo
bicho que respire, se reproduzca y se alimente atribuyéndonos una altura moral que
no nos merecemos, solo somos una evolución mas capaz de los mismos.
Y nuestros instintos básicos ahí están, imperturbables,
riéndose hasta llorar de nuestro pacto social, de la democracia, de la
filosofía y de todo lo que inventaron los griegos. Y no siempre son malos
aunque las mas de las veces pasen por el ¨o tu o yo¨.
Por eso también quiero decir que la maldad como yo la tengo
entendida no es maldad si tu
sistema límbico esta tocando al son que debes bailar.
¿Tan evolucionados estamos que sabemos lo que esta bien y
lo que esta mal? Podemos empaparnos con todo el saber de las leyes y los
códigos y encontrar en ellos una base, pero no podemos olvidar que somos
gregarios y que no hace tanto la discriminación racial, la esclavitud y la
poligamia era algo comúnmente aceptado, tolerado y por lo tanto, bueno. ¿Y era
bueno? Pues digamos que si, que nuestos ancestros pensaban que si. Entonces ¿Es
buena toda convención social a dia de hoy, en pleno siglo XXI? Si. Por
supuesto. En el siglo XVII creían que en la Alta Edad media eran todos unos
salvajes.
Quizá dentro de 200 años se hable de los que estamos
haciendo con nuestra correcta y ejemplar desidia y se echen las manos a la cabeza. Con respeto al
medio ambiente por poner un ejemplo. Por poner un ejemplo fácil.
Tras todo este discurso nietzschiano que os he colado deduzco que todo
pequeño acto de maldad podría
justificarlo. Y podría también
aburrir a las ovejas haciéndolo.
Pero no, no hay manera.
No siento ningún tipo de placer ni de liberación. Y no creo que llegue nunca. Puedes
arrepentirte mil veces de una decisión que tomas todas las mañanas. Puedes olvidarte de que el ¨Y si…¨es
una daga que llevas clavada a la espalda. Puedes alimentarte del brillante veneno que recorre las venas de
la virtud.
Es la amarga recompensa de mi oscuro y podrido corazón.
domingo, 12 de mayo de 2013
Atrapado.
Tu sonrisa.
Un acero en los ojos.
Una mano en el corazón.
La casualidad.
No lo hagas.
No lo digas.
No lo pienses.
No caigas.
Tu voz.
Una cadena entre los pies.
Una mano contra un cristal.
La gravedad.
No lo hagas.
No lo digas.
No lo pienses.
No caigas.
Tu.
Un peso en los brazos.
Una mano en la garganta.
La soledad.
No lo hagas.
No lo digas.
No lo pienses.
No caigas.
lunes, 21 de enero de 2013
Los jugadores.
¨Las inteligencias poco capaces se interesan en lo extraordinario: las inteligencias poderosas, en las cosas ordinarias¨
-Pirado. Estas pirado.
Jugaban a las cartas como todos los martes de aquel último año en un espacio húmedo, denso y con un penetrante olor a queso rancio que, a falta de un nombre mas lamentable, habían llamado ¨bodega¨.
Sonrió el más joven de los dos ante ese comentario, llevaba puesto un abrigo de paño, raído y objetivamente feo, que le daba un aire de equívoco abandono.
-Quizá, y teniendo en cuenta el encargo que me mandó… solo dejé volar mi imaginación.
-¿Un caleidoscopio como prueba para… ? -Bajó la voz y se acercó a su interlocutor dejando caer topetones aceitosos sobre la mesa.- ¿Como prueba de un asesinato? Nunca habías llegado tan lejos, deberías de tomarte un descanso de un par de tres de semanas antes de que empieces con las maldiciones.
-No es mala idea. -El joven se pasó una mano por el cabello lacio y repasó sus cartas con la esperanza mal disimulada de que hubieran cambiado desde el vistazo anterior.- No voy.
-Juegas fatal.
-Me estás poniendo nervioso. -El joven volvió a sonreír sin muestra alguna de nerviosismo. -Y tienes migas en el bigote.
El segundo jugador, bastante más corpulento, tenía un espeso bigote negro que encanecía sin vergüenza. Resopló y se limpió torpemente con el puño de la camisa.
-Pedimos otra de vino entonces. Reparte.
Transcurrieron varias manos más en silencio y las fichas se fueron trasladando poco a poco hacia el lado del hombre grande que parecía divertirse con la situación. Saltaba a la vista que pensaba sacar buen provecho de aquella partida.
-¿Entonces te tomarás esas vacaciones?
-Es un mal momento, no hago más que recibir encargos cada vez más disparatados y sospecho que no van a disminuir. Es como si él tuviera una crisis de viejo chiflado y quisiera atrincherarse tras todos esos cachivaches. Ahora una vez le entrego los objetos ya nunca los vuelvo a ver por la casa, además están desapareciendo cosas de las vitrinas… espejos, peonzas y fotos antiguas. No sé que sentido tiene todo eso y no quiero saberlo, pero me vas a negar que no tiene un punto siniestro.
El otro hombre deslizó dos cartas sobre la mesa carcomida y torció el gesto.
-Pagan bien, al menos.
-Eso lo hace más siniestro todavía.
-Se que él te asusta, pero no es más que un rico excéntrico que puede permitirse todas las manías que se le antojen.
-¿Canicas?
-Si, lo de las canicas tuvo su gracia. -El hombre corpulento dejó escapar una risilla que no pegaba nada con su aspecto. Luego tosió. - Diego dijo algo de que eran sus pensamientos alegres. Unas canicas de la guerra civil enterradas en el patio de un cotolengo. Este mundo esta cada vez más enfermo en su locura y más cuerdo en su enfermedad, no se si me explico. Dame esas dos.
lunes, 24 de diciembre de 2012
El fantasma de las navidades pasadas.
Todos los años ponen alguna película como la de la foto... y algo se remueve en la memoria. ¨Pórtate bien y déjanos comer o los Reyes no te traerán nada¨ ¨Si seguís jugando así acabaréis llorando¨ ¨Os he dicho muchas veces que las cajitas de la abuela no se tocan¨ ¨Si construís un fuerte con los cojines haced el favor de dejarlos luego donde estaban¨ ¨Os voy a poner Mary Poppins y luego a comer¨
Y luego un abrazo en la cintura. Y una flor de geranio que caía por la ventana cuando me alejaba por aquel estrecho callejón. Ya no están ni podrán estar.
Aquellas eran noches de luces, de vapor y de manos temblorosas. Cuando la ilusión de ser niño era algo inagotable e incomprensible. Los reyes viajaban desde oriente y volaban sobre el mundo amparados por la oscuridad y el sueño de los niños. Cuando el amanecer te sorprendía abriéndose paso por las ventanas y luego por las paredes con esa luz fría y cegadora de diciembre. Cuando compartías ese secreto de imaginación e incertidumbre que solo los niños podíais entender y que os separaban de los adultos. Cuando todo era posible, en cada esquina, en cada patio, en cada pedazo de césped... en la tierra, en los estanques, en tus novelas de guerras antiguas, de ladrones, de hechiceros.
Cuando eras inmortal.
Las navidades solo se viven de esta manera cuando eres niño. Los adultos estamos enfermos de realidad y de prisas. Quizá si forzamos la vista podamos ver como antes... o quizá no. Quizá por eso no nos dijeron que al crecer estaríamos malditos.
Por eso, la navidad es de los niños. Y el relevo es nuestro. Debemos conseguir que lo vivan con la misma magia que lo vivimos nosotros.
domingo, 23 de septiembre de 2012
Las amistades peligrosas.
Que os contais documentos queridos.
No mucho, imagino, habréis estado aburridos sin mi. O aliviados.
O intercambiando jugosa información que varía de año en año, o de mes en mes. O que el jueves juré algo que incumplí el lunes. Documentos chivatos. Seguro que os lo pasáis muy bien comparando y despedazando mi vida y la de todos mis amigos desde el 2006.
Lo que os decía. Estoy hablando con un amigo, que me esta hablando sobre otro amigo con el que se ha enfadado. Tengo desarrollada una gran teoría sobre las amistades. Folios y folios. Si tuviera que hacer un resumen de mis, ponte, 10 años dándole a la tecla, más de la mitad serían disertaciones de la amistad o relacionadas con ella.
Este es un caso comunus vulgaris de amistad estrecha que salta por la mas reina y soberana estupidez. El roce hace el cariño pero también crea la chispas. Tu no te mosqueas igual con un amigo de toda la vida que con el hermano de tu compañero de trabajo con el que juegas al fútbol un viernes al mes. Ese amigo de toda la vida es muy parecido a tu novia. Ese amigo de toda la vida puede sentirse desplazado, celoso y desatendido. Como tu novia.
Así que si, podríamos decir que tienes una versión con barba y 10 kilos mas que tu de discusiones a la carta que no te puedes tirar. Si eso, una cervezas o una play de reconciliación. Como mucho.
Que no te engañes, nadie discute por nada. Ni siquiera las mujeres lo hacemos y eso que estamos sometidas a brutales vaivenes hormonales. Si te gritamos es o porque no nos gustas, o porque no deberías gustarnos.
Pero volvamos a ese amigo tuyo. Una relación es mucho, muchísimo mas difícil de despiezar que un reloj, así que vete a saber cuál es la tuerca que ha fallado. Algo que le dijiste antes de ayer o algo que hiciste hace tres años. ¿Te acuerdas de tu novia, o ex novia, otra vez? Te creías a salvo¿Verdad?
Pues no. Mujeres y hombres. Hombres y hombres. Mujeres y mujeres. Un jaleo delicioso. Ya he dicho alguna que otra vez que nos enfadamos mas cuanto más queremos a alguien. Si no, lo oportuno es que a los 5 minutos de la discusión nos la acabe pelando. ¿Te imaginas no discutir nunca? Yo no. Todos abrazados y diciéndonos cosas bonitas con sonrisas dulces y ojos brillantes. Que mal rollo. Que no.
A ese amigo, si le cayeras mal de verdad, ya te la habría jugado de otra forma un poco más eficiente que discutir por quién se comió el último trozo de pizza. Si es que siempre habla de mis relaciones, de lo que hago y de como me peino. Pues de algo tiene que hablarte al final, hombre, que después de varios años la conversación se acaba.
Y hay gente que se aburre un cojón de mono, a veces más que yo, pero eso es queridos míos un tema del que hablaré cuando tenga tiempo y que titulare ¨ Vamos a rajar de alguien y así ya de paso me siento mejor con mis asuntos¨.
La conclusión es que se discute con lo que se quiere de una u otra forma. Lo que no se quiere se ignora. Palabra de años de documentos perdidos en un mar de sinsentidos. Y a remar.
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