Si es que nunca me han caido bien los buenos. Esos heroes
literarios tan íntegros, tan nobles y tan planos que encaran los
acontecimientos resistiendo todo tipo de reveses y tentaciones. Mártires todos
al final de la historia, vivos o muertos.
Últimamente los escritores han caído en la cuenta de que lo
suyo es que mueran, porque en este cochino pero maravilloso mundo el que va con
la verdad por delante y las manos
abiertas dura dos pausas publicitarias. Al que es bueno se le ve a distancia,
como los leones ven al antílope cojo y aceleran en su dirección relamiéndose de
gusto.
Con esta documental comparación no he querido decir que
ser bondadoso sea solo una
debilidad, porque tiene tanto de debilidad como de fortaleza. Lo que he querido
expresar mas bien ha sido que, por mucho que nos creamos al margen de todo
bicho que respire, se reproduzca y se alimente atribuyéndonos una altura moral que
no nos merecemos, solo somos una evolución mas capaz de los mismos.
Y nuestros instintos básicos ahí están, imperturbables,
riéndose hasta llorar de nuestro pacto social, de la democracia, de la
filosofía y de todo lo que inventaron los griegos. Y no siempre son malos
aunque las mas de las veces pasen por el ¨o tu o yo¨.
Por eso también quiero decir que la maldad como yo la tengo
entendida no es maldad si tu
sistema límbico esta tocando al son que debes bailar.
¿Tan evolucionados estamos que sabemos lo que esta bien y
lo que esta mal? Podemos empaparnos con todo el saber de las leyes y los
códigos y encontrar en ellos una base, pero no podemos olvidar que somos
gregarios y que no hace tanto la discriminación racial, la esclavitud y la
poligamia era algo comúnmente aceptado, tolerado y por lo tanto, bueno. ¿Y era
bueno? Pues digamos que si, que nuestos ancestros pensaban que si. Entonces ¿Es
buena toda convención social a dia de hoy, en pleno siglo XXI? Si. Por
supuesto. En el siglo XVII creían que en la Alta Edad media eran todos unos
salvajes.
Quizá dentro de 200 años se hable de los que estamos
haciendo con nuestra correcta y ejemplar desidia y se echen las manos a la cabeza. Con respeto al
medio ambiente por poner un ejemplo. Por poner un ejemplo fácil.
Tras todo este discurso nietzschiano que os he colado deduzco que todo
pequeño acto de maldad podría
justificarlo. Y podría también
aburrir a las ovejas haciéndolo.
Pero no, no hay manera.
No siento ningún tipo de placer ni de liberación. Y no creo que llegue nunca. Puedes
arrepentirte mil veces de una decisión que tomas todas las mañanas. Puedes olvidarte de que el ¨Y si…¨es
una daga que llevas clavada a la espalda. Puedes alimentarte del brillante veneno que recorre las venas de
la virtud.
Es la amarga recompensa de mi oscuro y podrido corazón.
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