Desde antes de que terminara Octubre no tengo ganas, ningunas, de actualizar mis numerosos espacios en la red. Todo lo que he escrito ha sido estrictamente personal, y mas me me ha valido. Cuando sueltas a tus ideas, algunas amorfas otras endiabladamente refinadas, corres el riesgo de darles vida.
Al fin y al cabo, soy una mujer muy supersticiosa.
- Pero quiero que sepan que entre mis defectos se cuenta el de ser un hombre supersticioso. Es ridículo, lo sé, pero no puedo evitarlo. Y si mi hijo menor sufriera algún accidente, si algún policía lo matara accidentalmente, si lo encontraran colgado en su celda, si aparecieran nuevos testigos del cargo, mi superstición me haría creer que ello se había debido a la mala voluntad de alguno o algunos de los aquí presentes. Quiero decirles más; si mi hijo resulta herido de muerte por un rayo, culparé de ello a los aquí reunidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario