¨Mayo 2009...¨
Casi siento alivio al posar mis pies en asfalto firme. Yo estaba dándole vueltas a algo pero he debido perder el hilo en alguna de las curvas del último tramo –mientras otro subdepartamento de mi psique trata de recordar si ha apagado convenientemente el hornillo antes de salir- me esfuerzo para rescatar el dato, pero es demasiado temprano. Si tuviera un montón de algodón de azúcar en lugar de cerebro el resultado sería el mismo.
“Dejémoslo. Si se me ha olvidado no debía de ser algo importante”.
Es la última vez que utilizo esa frase. Lo juro sobre la alfombrilla de mi ordenador que es el objeto no blasfemo que tengo mas a mano. A partir de ahora dire “Si se me ha olvidado es que era absoluta-y-necesariamente-imprescindible” para no faltar aún mas a la verdad. Cuando mis perezosas dos neuronas han tenido a bien comunicarse entre ellas me han temblado las rodillas. Y a mi no me tiemblan las rodillas. Jamás.
(En realidad ya me han temblado las rodillas en capítulos anteriores, pero con tan poca frecuencia que tomaremos “Jamás” por buena al ser el 0,000…1 el primo educado del cero absoluto.)
(Por cierto, algún día tendré que hablar de mi ley del 0,000…1. Que no se me olvide, es de vital importancia que la chusma de ciencias se desengañe de ese absurdo matemático que es la probabilidad.)
Continuo; yo bajaba del autobús habiendo desayunado cereales de chocolate y con una idea más o menos precisa de lo que podía esperar del día cuando caigo en la cuenta de que tengo horchata en las venas. “Vamos Elena, déjate llevar por una rabieta, sabes que lo estas deseando, pega una patada en el suelo y berrea como una criatura. Quieres tu osito, un cola cao y un hombro superabsorbente en el que moquear. Exige todos y cada uno de los clichés prescritos para este tipo de situaciones, caray, que también tienes tus altibajos como el resto de mortales sentimentaloides. Aunque no lo reconocerías ni con un arma en la nuca tu lloraste viendo Un Paseo Para Recordar.”
Y todo esto a sabiendas de que soy más que capaz de programar una pataleta de grado 4 a la hora del café, con una media de 22,5 convincentes improperios por minuto y eficientes sollozos a cada palmadita en la espalda. Vamos, que si lo pienso hasta lloro. Y todo eso sin despeinarme
Viva la improvisación.
Eh, a la mierda. Puede que no sea el paradigma de la emotividad pero es la forma de serie que tengo de exteriorizar mi escurridiza vida interior. Tiene gracia, la mayoría de las personas que conozco deberían estar totalmente centradas en sus estudios pero pongo la mano en ese hornillo que no se si he apagado a que todo es una farsa. Esas mismas personas levantan la cabeza de sus ladrillos de 3000 páginas y piensan en sus respectivas complicaciones cotidianas.
Atreveos a negarlo.
Espera un segundito, que voy a ver si he apagado el gas, no vaya ser que...
ResponderEliminarEs gente fascinante aquella que no se deja llevar fácilemente por ese sentimiento que sin remedio surge por generación espontánea de algún recóndito lugar del ser humano (el mío viene normalmente de la boca del estómago y me llaman rara, vete tú a saber por qué...) y que lo hace pues éso, humano. Digo que es fascinante porque nunca sé si en realidad no se enfadan o se enfadan pero
ResponderEliminarno quieren admitirlo y les sale cara de circunstacia feliz. Aunque también puede que sean pacientes. No, borra eso último. ¿Y sabes? Pongo la mano en ese hornillo: la mayor parte de la gente piensa en sus respectivas complicaciones cotidianas y de vez en cuando posan su mirada en sus 3000 páginas de apuntes. Al menos yo lo hago.
ResponderEliminar¡Ostras, el hornillo!
De vez en cuando dice ... esos ladrillos infumables desmerecen nuestra atención Glo. Ojalá el estudio atrapara tanto como nuestras comidas de tarro
ResponderEliminarRara por localizar los sobresaltos en la boca del estómago? Pse. El vulgo patrio tiene la sensibilidad de un canto rodao, oye, al que más y al que menos se le han revuelto alguna vez las tripas... o eso creía hasta ahora.
Y vigila el hornillo o lo que en tu caso se corresponda, seguro que sabes lo problemático que puede llegar a resultar^^.
Yo creo que estoy en el nivel experto: hoy mismo me he parado a pensar si había tirado a la basura la lata de coca-cola que he tomado como almuerzo unas 10 horas antes... Por un momento me he preocupado - y sentido mal - por si había olvidado en la mesa de la sala de estudio aquel reluciente bote de aluminio pintado... xD
ResponderEliminarP.d.: Yo también lloré con un paseo para recordar! y a mucha honra.