"Nadie podrá asegurarnos nunca que los sueños solo son eso, una segunda vida sin sentido que transcurre mientras dormimos, una tierra de nadie de la que no todos queremos volver.
¿Y si la auténtica vida fuera la que soñamos y perdemos al despertar? ¿Y si lo que nosotros llamamos vigilia no es más que la sala de espera de la inconsciencia? Nada en el mundo tendría ya importancia, la trascendencia sólo sería una palabra larga que encajar en los crucigramas de los periódicos.
¿Quién no ha dudado de un sueño? La razón nos hace creer que solo son cortometrajes para entretener nuestro descanso. Reflejos imprecisos en los charcos que quedan tras la vida, de lo que querríamos que fuera y no ha sido, de lo que ha sido también y querríamos olvidar.
Los sueños están subtitulados, son mudos, el guión se escribe conforme las horas van pasando, no hay tiempo ni espacio. No hay límites.
En un sueño no hay moral, no hay orden ni gobierno, no hay instinto ni necesidad, no existe el cuerpo y el deseo vuela sin miedo a despertar. Pero despertamos, nos levantamos y dejamos de recordar...
Los soñadores son aquellos incapaces de admitir que los sueños... sueños son, y que los actores de las obras de teatro también preparan la cena en el microondas porque han llegado tarde de trabajar. Los soñadores hablan sin decir mucho porque creen que nadie puede entenderlos, con esa suerte de ignorancia de la que beben los que se piensan diferentes."
Hipnos y Nix nos regalaron a Morfeo. Ese dios que nos deja soñar despiertos, dormidos para después dejarnos incompletos. Ese traidor que los arrebata a su antojo. Ese, que una vez osó dar un consejo a un mortal, el muy bribón: "Ten cuidado con tus sueños: son sirena de las almas. Ella canta. Te llama. La sigues y ya no vuelves". Y lo dijo con una media sonrisa, el muy canalla.
ResponderEliminarQué suerte de dios es este, que teje ilusiones y después, dejando un cabo suelto, comienza a tirar del hilo.
Suerte... Que después llegaron los romanos: ¡A los leones!