domingo, 6 de febrero de 2011

Nuestras 100 historias.




Yo quería hablar de algo (como terapia es asombrosamente barato y eficaz venir aquí, y además el transporte me sale por dos duros) pero he debido despistarme entre divagación y sandwich de queso. Me suele ocurrir.

El caso es que hoy tengo el día introspectivo, no en el sentido callado y taciturno, no. Me refiero a que hoy, pasada la medianoche, he buceado más profundo de lo habitual en mi superpoblado y colorido imaginario personal.

Una guitarra, una melodía conocida, la luz del flexo se diluye en un naranja acuoso de farola. Es de noche también allí y estás de cara al cauce del Turia con los piés en un charco. Oyes pisadas apresuradas sobre los adoquines del casco antiguo... ha cogido carrerilla para asaltarte. Luego el temor paralizante mezclado con la emoción de que te abracen por detrás con tanta fuerza que des con tus dientes contra el suelo. Maldito Airam.

Y El esta también allí, con otro nombre y otro plan, pero con los mismos ojos. Lleva una máscara de metal y un grabado de Gustave Dore que, por supuesto, no le pertenece.

Crees que eres Angel, estás casi segura. O a lo mejor eres Silvia Beltrán que se ha saltado un capítulo y le gustan las greguerías . Ojalá les escribieras tu a ellos y no ellos a ti, que hay días que no sabes ni de quién es la voz que suena cuando hablas.



2 comentarios:

  1. Supongo que esa es parte de la magia. Saltar de un sueño a otro.

    Despertarse sin recordar cómo se hilaban las historias.

    Querer coserlas durante la vigilia.

    Y preguntarnos sin escándalo a qué mundo escapamos al cerrar los ojos y dormir, (o en el caso de algunas, al que nos hacen escapar): ¿al que deseamos? ¿Al que ya hemos vivido? ¿Al que aún desconocemos?

    Es tarde, con tu permiso, me voy a dormir.

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  2. Me has recordado algo que escribí hace mucho tiempo y que he tenido que rescatar de wordpress. Coge una libreta de notas y déjala en la mesita de noche, nada más despertarte anota lo último que hayas soñado y ve retrocediendo en la historia. Ni siquiera hace falta que te levantes ni que enciendas la luz. ¿Sabes todo lo que nos perdemos por precipitarnos, por vestirnos y desayunar? A veces nos asaltan intuiciones o ideas que tus sueños ya han tenido. Ellos,pedantes, los primeros de la clase... xD



    ¨Entre el sueño y la vigilia, ahí quiero quedarme, donde la realidad y la ficción se solapan como en una fotografía mal hecha... ¨

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